25-10-2021
Quienes optan por mudarse a estos espacios evalúan, entre otras razones, la posibilidad de vivir en un entorno pacífico y relajado, donde las tareas de seguridad queden en manos de terceros capacitados específicamente para ello.
Según un informe de Naciones Unidas Hábitat, se estima que para el año 2050 la población mundial residente en estas urbanizaciones crecerá un 70% y serán los países en vías de desarrollo los que aportarán una porción significativa de este porcentual. La expansión de las urbanizaciones especiales se debe, en todo caso, a una multiplicidad de factores, pero concentrémonos ahora en la seguridad.
Dado que los hechos delictivos aumentan y constituyen un dolor de cabeza para las autoridades locales, cada vez más vecinos consideran trasladar su residencia permanente a los clubes de campo y barrios cerrados como una solución al tema.
Al mismo tiempo que sucede este fenómeno, el desarrollo tecnológico avanza a pasos agigantados, cambiando nuestra forma de relacionarnos con el entorno.
Tanto las empresas de seguridad privada como las organizaciones tienden a modificar sus estructuras y procedimientos, y a incorporar nuevas herramientas de uso cotidiano.
Como consecuencia de ello, surge la pregunta: ¿podemos reemplazar el trabajo de hombres y mujeres por medios electrónicos de control y protección? No es tan importante llegar a una respuesta definitiva como explorar los costos y la eficiencia de ambos sistemas, dejando librada la decisión de por cuál optar en cada caso, y la combinación de ambos, al criterio de cada organización.
Cómo es la seguridad electrónica:
Hoy en día, no sólo está limitada al circuito cerrado de televisión y alarmas, sino que es una potente herramienta de gestión y control, compuesta por diversos sistemas interrelacionados e integrados en un todo.
Al sistema tradicional de cámaras, que posibilita un registro de 24 horas en imágenes, permitiendo reconstruir un evento, debemos añadir una instancia de articulación y ampliación con otras tecnologías y dispositivos:
• Protección perimetral a través de CCTV, barreras infrarrojas, sensores y video analítico.
• Controles de acceso mediante dispositivos biométricos, tales como lectura de huellas digitales y sistemas de reconocimiento facial.
• Software de visitas y proveedores.
• Controles de tiempo y asistencias.
• Iluminación perimetral e interna inteligentemente distribuida.
Eligiendo las herramientas adecuadas, los distintos sistemas y protocolos de trabajo pueden resultar grandes aliados en la gestión de seguridad.
Ahora bien, ¿qué queda, para el guardia de seguridad, la persona encargada de cumplir estas tareas durante décadas?
Un guardia de seguridad, dentro del ámbito de la seguridad privada, es un trabajador que vela por el bienestar de personas, edificios y bienes. Los vigiladores cuentan entre sus funciones la de ejercer la vigilancia y protección de estos tres aspectos. Además, deben realizar una labor preventiva y de reacción ante la comisión de actos delictivos.
El personal debe poder operar valiéndose de las alternativas que, combinadas de forma adecuada, constituyen el sistema de seguridad. Para poner algunos ejemplos:
• Control de rondas
• Supervisión de cámaras y monitoreo online
• Chequeo vehicular a través de sistemas de barreras, chequeo personal a través de molinetes y pasarelas
• Operación del botón de pánico para casos de emergencia
Entonces, ¿se puede optar por un sistema en lugar de otro? Nuestro punto de vista radica en que la mejor forma de garantizar la seguridad de una organización es mediante la interacción del personal de seguridad con los sistemas computarizados. Uno complementa al otro: si lo vemos de cerca, las cámaras de CCTV, por ejemplo, no tienen ninguna utilidad si no hay una persona detrás observando la situación. Los sistemas son buenas herramientas, pero necesitan de la experiencia de un profesional para sacarles provecho y hacerlos funcionar al máximo.
Es fundamental tener en cuenta, a la hora de abordar la seguridad de una urbanización, que un sistema de seguridad integral y efectivo es aquel que contiene todo riesgo o amenaza eventual a la que una organización pueda estar expuesta. Por eso, cada Institución requiere medidas y procedimientos diferentes, ajustados a sus necesidades y a su situación particular.
Es importante recordar que no existen recetas mágicas ni soluciones de antemano. Las soluciones se obtienen del análisis, de la evaluación del ambiente y del entorno de seguridad. Se trata de identificar riesgos y planificar una infraestructura con procedimientos y gestión de procesos óptimos y eficientes.
*Fuente: https://www.lanacion.com.ar/