01-05-2018
Un día como hoy, hace 25 años, como todo 1ro de mayo, era feriado. Pero no tan feriado, porque fue sábado. El viernes había sido mi último día de trabajo en aquella U.T.E. (Unión Transitoria de Empresas) conformada por dos empresas de Seguridad para prestar servicios a Gas del Estado.
Mi padre era el gerente, yo trabajaba en la administración, a cargo de la facturación y liquidación de sueldos. Un jefe operativo, un par de supervisores, un cadete y cuatrocientos vigiladores conformaban la nómina.
Promediaba la carrera de Licenciatura en Sistemas y en poco tiempo construí algunos programas muy sencillos para ayudarme en mis tareas. También tenía algunos clientes particulares, familiares y amigos de conocidos a los que les había desarrollado pequeños sistemas para sus negocios.
Lo que era un ingreso extra fue creciendo hasta que en un punto no pude dar a basto con todo. Con el apoyo de mi padre y el respaldo de mi esposa tomé una de las decisiones más trascendentes de mi vida y renuncié a aquel trabajo seguro para convertirme en, como le gustaba decir a mi padre, un “Cuentapropista” o como más glamorosamente le decimos hoy, en un “Emprendedor”.
Aquel 1ro de mayo, día del trabajador, desayunamos con mi esposa y mi pequeño hijo de dos años, el otro estaba en camino, nacería unos meses después. Luego fui al pequeño cuarto en donde había armado mi lugar de trabajo y me puse a trabajar, más por emoción que por necesidad. Eran tiempos de monitores monocromáticos, PC s AT, Windows y los módems eran la gran la novedad, aunque todavía no existía Internet (al menos en Argentina).
Unos años más tarde, ya con Windows 95 en el mercado, los desarrollos a medida se fueron convirtiendo en el desarrollo de dos “paquetes estándar”. Uno para empresas de seguridad y otro para mensajería. Si bien los sectores eran muy diferentes, el sistema hacía básicamente lo mismo, se cargaba lo trabajado por los empleados y el sistema facturaba y liquidaba los sueldos. Se ahorraba tiempo, se reducían los errores y se bajaban los costos.
Con el pasar de los años fueron surgiendo distintas necesidades, controlar el stock de uniformes y armamentos, el proceso de habilitación del personal en los organismos se volvió crítico y la asistencia de los empleados ya no podía cargarse a fin de mes, había que controlarla día a día.
La obligatoriedad del uso de factura electrónica a las empresas de seguridad nos convirtió en uno de los primeros sistemas en contar con esa funcionalidad. La reducción de la informalidad y la reducción de los márgenes de rentabilidad obligó a las empresas a mejorar su administración. El módulo de facturación se convirtió en un módulo de gestión administrativa integral y nacieron los módulos contable y de cuadro de resultados. En la misma línea, para una mejor administración de recursos y reducción de costos, nacen los módulos Control de Móviles y Custodias.
Con la irrupción masiva de Internet y la reducción en el costo de los dispositivos se hizo viable (y necesario) poder acceder a la información desde cualquier lugar, así nace Sec Cloud, nuestra aplicación en la nube, que nos abrió la puerta al mercado exterior.
Todo este trabajo no hubiese sido posible sin el aporte de innumerables colaboradores. Lo que al principio era un grupo de compañeros de facultad se fue convirtiendo en una empresa, que no fue ajena a los vaivenes de la economía argentina, pero que hoy está conformada por un equipo comprometido y eficiente con profundos conocimientos de los sectores en los que nos enfocamos.
Los años por venir nos plantean desafíos y oportunidades como nunca antes. Aplicaciones móviles, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial son algunas de las tecnologías que dominarán el escenario de los próximos años.
Preparándonos para el futuro estamos en un proceso de migración completa de nuestros sistemas a nuevas tecnologías que nos permitirán dar una mejor respuesta a las necesidades por venir, para poder seguir acompañando a nuestros clientes a hacer frente a los cambiantes desafíos que nos esperan.
Agradezco a todos nuestros clientes por haber confiado y por seguir confiando en Aipem Group. También agradezco a todos los que trabajaron con nosotros todos estos años, todos han dejado su huella. Especialmente estoy agradecido con los que hoy conforman este maravilloso equipo, con algunos nos estamos conociendo y otros ya son grandes amigos y socios. Otros son viejos conocidos, tanto que me acompañaron en aquel desayuno ese 1ro de mayo 25 años atrás.
Guillermo Toro.