11-09-2017
El precio de internet siempre es controversial: los paquetes ofrecidos siempre parecen insuficientes para el consumidor insaciable y no todos los países responden igual a la demanda de infraestructura.
En la Argentina, por ejemplo, más de la mitad de la población está conectada y al tener en cuenta un plan de banda ancha fija de 5 Megabits por segundo (Mbps), el Mbps sale en promedio $70. Promedia, así, en mitad de tabla: el precio no está ni entre los más altos ni entre los más bajos de la región que, de por sí, presenta los índices más altos del mundo. La conexión más cara de América latina le corresponde a Venezuela, donde cada Mbps cuesta $307.
Le siguen Paraguay con $173, Bolivia con $143 y Brasil, donde, a pesar de tener altas velocidades en sus ciudades, el Mbps cuesta $119. Como con la ropa, más barato es también para los chilenos conectarse: $45. Pero mejor la pasan otros dos países de la región: el Mbps está $33 para los mexicanos y solo $17 para los uruguayos.
Si miramos por fuera de las fronteras continentales, la cosa cambia. Por haber empezado antes y por haber fomentado más la competencia, en los Estados Unidos el Mbps cuesta aproximadamente $10. Al cruzar el océano y llegar a Europa, caen aún más. En Francia pagan un promedio de $4 por Mbps al mes y las conexiones en París alcanzan velocidades de hasta 300Mbps. En España es apenas más caro, cuesta $6.
En Asia la tendencia se intensifica. Rusia tiene más similitudes con Asia que con Europa y esto lo hace un lugar con conexiones baratas que rondan los $2 por Mbps. En China, una conexión de 30 Mbps cuesta $273 por mes, cerca de $9 por cada uno y Japón tiene la velocidad más rápida del mundo: 1.000Mbps. El giga en el país nipón sale $759, cerca de 75 centavos el Mbps.
África presenta contrastes. Allí los precios dependen totalmente de la ciudad y cuanto más lejos de la costa, más caro. En los grandes centros urbanos, llega a ser más barato que en la Argentina. En Egipto es posible conseguir 8 Mbps por $284 por mes, cerca de $35 el Mbps y en Sudáfrica es similar, cuesta $41. Pero el acceso es limitado solo el 28 por ciento de la población está conectada.